jueves, 30 de julio de 2015

Aprendí a olvidarme de ti.

               A veces, una noche, una frágil decisión, lo cambia todo. Hacía frío, corría con una compañera al gimnasio, cuando apareciste. Me alegró verte, como siempre. En los últimos meses me había acostumbrado a tu presencia, a las largas charlas después de clase, a las visitas nocturnas, a extrañarte todo el verano.

              Estaba oscuro, me paré en una de las calles de la gasolinera cerrada. Mi compañera siguió corriendo y me miró con los ojos entornados. La conocía bien, se que intentó gritarme algo así como: "vamos, deja al tío ese, llegamos tarde". Claro que ni ella, ni tu, ni nadie sabía que tú no eras uno más, que me gustabas. Que, a escondidas, me había aficionado a ti y a tus cosas. 

               Desde tu vuelta de Irlanda, deseaba que dieras un paso así. Quería que te arriesgaras a decirme tú, lo que ya me había dicho todo el mundo, que estabas enamorado de mí. Y creí verlo en tus ojos. Por eso paré, por eso no necesité que me llamaras, por eso fui yo la que me acerqué a ti. 

               Tu hablabas y yo no escuchaba. Solo te miraba la boca, como se movian tus casi inexistentes labios. Sólo esperaba que terminaras de hablar, que te acercaras a mí, que me rodearas la cintura con tus brazos, me pegaras a tí y me besaras. Que pararas mi mundo unos segundos. Que fueses capaz de sorprenderme y arriesgarte por mí. Que terminaras con esa larga espera. 

              Quizás debí ser más paciente, quizás debí ser menos ingenua. Después de una breve conversación, me rendí. Me despedí y me marché. Mi mente romántica ya podía imaginar como no me dejarías ir, como correrías hacia mi e impedirías que me fuese con el corazón roto. Pero el destino no lo quiso. Esa noche, con un gesto tan simple, aprendí a olvidarme de tí.

              Si millones de besos se dan en el mundo en una sola noche, ¿por qué no pudiste darme tú uno a mi?



domingo, 26 de julio de 2015

Eres mi elección de cada día.


martes, 5 de mayo de 2015

VIGO 2015. LA FELICIDAD ESTÁ EN VIAJAR.



        Según vi en una publicación en facebook (una fuente tan fiable como la wikipedia), un estudio de la Universidad Estatal de San Francisco (Estados Unidos) ha encontrado que la clave de la felicidad radica en generar recuerdos en base a experiencias y vivencias personales como viajar.

        Si hay algo que me encanta de los estudios es lo poco para lo que sirven. La mayoría sólo vienen a demostrar algo que ya sabíamos de toda la vida. Yo desde pequeñita, cuando salía a pasar el fin de semana en la sierra o en la playa con mis padres, ya sabía que esos días eran los que más iba a recordar. Y esos buenos recuerdos, son de los que les dan calidad a mi infancia.

        Y ahora, sigue siendo lo que más me gusta. Desde la preparación, decidir el lugar, buscar el alojamiento y el transporte, decidir la duración e, incluso, aburrir a mis amigos con las fotos, todo es una aventura y me encanta. Y como siempre me ha parecido interesante crear tradiciones o rituales que repetir en cada experiencia, desde que cree esta página pongo todo mi empeño en encontrar alguna muestra de amor o felicidad en cualquier lugar al que viajo.